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Science Fantasy, «el Circo del Sol de la ciencia»

Science Fantasy es un proyecto de divulgación científica que mezcla la ciencia y la tecnología con el espectáculo, como en un «Circo del Sol de la ciencia», para estimular la curiosidad por estas disciplinas, según explica a EFE su impulsora, la bióloga y emprendedora vallisoletana Raquel Ibáñez.

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Se trata de una de las quince iniciativas emprendedoras seleccionadas en el Proyecto Lanzadera, un plan impulsado por el empresario Juan Roig para ayudar a desarrollar proyectos empresariales mediante recursos formativos, económicos y estructurales y que cuenta con un presupuesto anual de 3 millones de euros.

«‘Science Fantasy’ son espectáculos en directo donde pagas tu entrada, te sientas y disfrutas de una obra, sólo que aquí se le mete el factor de la ciencia, así que además aprendes», señala Ibáñez, quien añade que en sus montajes hay experimentos en directos y música y se cuenta una historia con personajes.

Ibáñez, doctora en Biología Molecular y Biotecnología por la Macquarie University de Australia, dejó el laboratorio australiano donde trabajaba para poner en marcha su idea, que ha desarrollado junto a un equipo de colaboradores y voluntarios en los últimos dos años.

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Science Fantasyhttp://www.sciencefantasy.es/

Noticia: http://www.abc.es/local/comunidad-valenciana/20130611/abci-lanzadera-circo-201306111722.html

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La ciencia naufraga en la red

Un artículo en la revista ‘Science’ advierte de que la comunicación científica no está logrando alcanzar al gran público en internet. Elitismo, endogamia, el declive del periodismo y el desconocimiento de las redes sociales lastran su difusión

 

Nasa

Javier Salas 03/01/2013

A la ciencia se le abría todo un océano de posibilidades gracias a la red: blogs de entendidos, webs específicas, foros de aficionados, redes sociales, etc. Pero en lugar de navegar viento en popa por esos mares, parece haber encallado. Para seguir con el símil náutico, el problema es que no hay un timonel apropiado y faltan cartas de navegación que describan de forma fiable cómo funcionan las corrientes en las redes sociales o hacia dónde soplan los intereses de los consumidores de noticias online. Un artículo que publica la revista Science en su última edición alerta sobre el grave problema que afronta la comunicación científica en la actualidad: la paradoja de que internet es su última y gran oportunidad, pero que no está sabiendo analizar cómo aprovecharla para no enredarse en sus múltiples trampas.

 

Tres son los principales motivos por los que científicos, divulgadores y periodistas especializados deben replantearse la forma en que se desarrolla su diálogo con el público, según los autores de este trabajo. Primero, el declive de los medios tradicionales y su incapacidad para cumplir con su función de acercar la ciencia a la sociedad. Segundo, que internet es un ecosistema complejo en el que no siempre la voz más autorizada y respetable es la más escuchada. Desde el algoritmo de Google hasta los agregadores de noticias, el ruido suele obtener más oyentes que el discurso atinado de una institución científica. Por último, pero no menos importante, la forma de consumir la información en internet: blogs, comentarios, tuits y “me gustas” alteran la información hasta el punto de distorsionar o desvirtuar su mensaje.

Comentarios, tuits y “me gustas” estarían distorsionando el mensaje científico

“Sería ingenuo pensar que las noticias científicas online se consumen igual que a través de la televisión o los periódicos. Al contrario, estamos en un nuevo mundo de interacción con el público, de reutilización y reinterpretación de los contenidos. Ya no tratamos con los medios de comunicación de masas en su sentido tradicional, sino con mensajes que son socialmente contextualizados a través de Facebook, los retuits y los comentarios de los lectores”, explica Dietram Scheufele, uno de los autores. Según este experto en comunicación, la ciencia no está haciendo su trabajo para entender cómo funciona la divulgación en redes sociales, y hay muy pocos estudios que ayuden a entenderlo.

Y la escasa literatura científica que existe sobre la materia expone los riesgos. Un estudio reciente reseñado en este artículo de Science destaca que el contexto de las noticias en las redes sociales alteran de forma decisiva la percepción de los lectores: por ejemplo, la bronca que pueda surgir en los comentarios de una noticia colgada en Facebook provoca que el usuario cambie su percepción del riesgo asociado a una nueva línea de investigación puntera (en este caso, la nanotecnología).

En medio de ese flujo constante de información, conversación y ruido, la ciencia necesita ganar autoridad a través de una voz firme basada en los hechos que se oiga a través de todos estos canales. “De lo contrario”, expone Scheufele, “se corre el riesgo de que sencillamente no llegue a la mayoría de los ciudadanos”. En España, internet se convirtió este año en la primera fuente de información científica, superando a la televisión por primera vez. Además, las redes sociales ya son la principal vía de acceso a estas noticias, según una encuesta de Fecyt.

Endogamia en las redes sociales

Los autores reconocen que el potencial de los nuevos cauces es tremendo, pero creen que la ciencia no lo está logrando, sobre todo en redes sociales. Desde la perspectiva de Scheufele, determinados grupos de Facebook, como “I fucking love Science”, o agregadores de blogs se convierten en una “cámara de eco” cuyos sonidos no salen de esas paredes. ”Existe un riesgo real, según muchos investigadores, de que estas páginas solo lleguen a los ya convertidos, es decir, aquellos a los que ya gusta la ciencia, y no lleguen a nuevos públicos”, alerta.

Dominique Brossard, que también firma el artículo, es algo más optimista en este sentido: “Los enlaces y “me gustas” compartidos en Facebook tienen la capacidad de exponer a todos los “amigos” a cosas nuevas. De hecho, he visto crecer exponencialmente la red de ”I fucking love Science” y ya tiene más de 2 millones de seguidores. Así que, en pocas palabras, sitios como estos pueden ayudar a popularizar la ciencia”, razona Brossard.

Para esta investigadora, el principal desafío es la cantidad de información disponible en internet, lo que hace que sea difícil llegar a determinada audiencia. “Los algoritmos utilizados por Google y otros motores de búsqueda determinan en gran parte lo que en última instancia encuentra el internauta cuando buscan información específica. Así es difícil llegar sistemáticamente a públicos que no consuman habitualmente webs específicas de ciencia”, asegura Brossard.

“Tanto las tabletas como los smartphones han aumentado por primera vez en mucho tiempo el consumo de noticias, así que podemos suponer que el consumo de noticias de ciencia aumentará también. La ciencia es emocionante, y la gente se interesa por cosas interesantes”, resume Brossard. Ambos autores coinciden en que sería muy importante que los medios generalistas de internet mantuvieran espacios concretos y estables para la ciencia y la tecnología mientras aterrizan nuevos medios específicos: “Lo que vamos a ver en el futuro son nuevas y creativas formas de monetización que ayuden a mantener el periodismo de ciencia de calidad. Pero incluso estos nuevos modelos dependerán de los conocimientos de las ciencias sociales para ayudarles a entender cómo las audiencias usan la información que encuentran en línea”, aventura Scheufele.

‘Science, New Media, and the Public’ DOI: 10.1126/science.1232329

http://esmateria.com/2013/01/03/la-ciencia-naufraga-en-la-red/

 

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Biocemento: el material de construcción que se repara a sí mismo

Esta mezcla de cemento y bacterias que repara sus propias grietas sin necesidad de intervención será probada fuera del laboratorio y podría comercializarse en pocos años.

El microbiólogo Henk Jonkers y el experto en materiales Erik Schlangen de la Universidad de Tecnología Delft, en Holanda, están trabajando para mejorar uno de los materiales más usados del mundo: el cemento. Buscan una solución a la tendencia de éste a agrietarse, lo que hace que se filtre agua con productos químicos que terminar por corroerlo.

«Por razones de longevidad, para mejorar la vida útil de la construcción es importante que esas microgrietas sean cerradas», ha declarado Jonkers a la BBC. Su solución consiste en mezclar el hormigón con una bacteria inofensiva y los nutrientes necesarios para que viva y produzca mineral calcita. Pero esta mezcla permanece inerte porque le falta un componente esencial: el agua. Así, cuando se produzcan grietas y empiece a filtrarse agua, las bacterias resucitarán, alimentándose de los nutrientes y produciendo piedra caliza en las grietas, sellándolas.

«En el laboratorio hemos podido ver cómo reparaban grietas con un ancho de 0,5 milímetros, de dos a tres veces más grande que los que permiten las normas de construcción al cemento», explica Jonkers. «Ahora vamos a producirlo en grandes cantidades y empezar a hacer pruebas en el exterior, en diferentes construcciones y tipos de cemento para ver si la idea funciona realmente en la práctica».

La principal dificultad que esperan poder solventar es que la mezcla de bacterias y nutrientes sobreviva al proceso de fabricación del cemento a un coste razonable. Aunque lo consigan, el material resultante será más caro que el cemento normal. No obstante, los investigadores esperan que dicho coste sea mucho menor a los ahorros en mantenimiento que esperan alcanzar.

http://www.libertaddigital.com/ciencia-tecnologia/ciencia/2012-11-02/biocemento-el-material-de-construccion-que-se-repara-a-si-mismo-1276473217

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BioNoticias, 24 de abril de 2012

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Las predicciones científicas sobre el futuro que nunca se cumplieron

Coches voladores, viajes Washington-Tokio en dos horas, ciudades subterráneas, verduras gigantes contra el hambre… Nada hay más curioso que comprobar cómo nuestros abuelos y nuestros padres) se imaginaban la vida del siglo XXI

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